La Audiencia Nacional decide si extradita a EEUU a Javier Martín-Artajo, al que acusan de dejar un agujero colosal en el mayor banco de América
La vida de lujo de este tiburón de las finanzas, vecino de David Cameron y Kate Moss en el exclusivo condado de Oxfordshire, a 120 kilómetros de Londres, y de Mourinho en el barrio de Chelsea, ya comenzó a tambalearse antes del informe del FBI. Martín-Artajo estaba en el disparadero en 2012 gracias a su presidente, Jamie Dimon, que se vio obligado a admitir pérdidas de 2.000 millones de dólares por operaciones arriesgadas, más propias de aficionados a la ruleta. Apuntó directamente al español y a algunos miembros de su equipo.
Como el controvertido Bruno Iksil, un brillante matemático francés contratado por Martín-Artajo como corredor de bolsa que, según su perfil en las redes sociales, caminaba "sobre las aguas" y que era conocido como ‘la ballena de Londres’ por el volumen de activos que manejaba a diario. Los colegas de la ‘City’ también le apodaban ‘Voldemort’, el malísimo de Harry Potter, el de la magia tenebrosa. Jamie Dimon, sin embargo, minimizó la gravedad de la situación, comparándola con "una tormenta en una vaso de agua". Nada más lejos de la realidad.
Sus chicos habían jugado a la ruleta con los activos del banco, pero a la ruleta rusa. Y se acabaron pegando un tiro. El correo electrónico que Iksil escribió a Martín-Artajo, tras una serie de operaciones desastrosas, no deja lugar a dudas: "Estamos muertos. Nadie pierde 500 millones sin consecuencias". JP Morgan los despidió a todos, y vendió de tal manera los paquetes de productos derivados con los que trabajaba el despacho del español, que los 2.000 millones de dólares de pérdidas se convirtieron en 6.000 (4.700 millones de euros).
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