Adam Smith es uno de los grandes investigadores que más influyen en el pensamiento económico del siglo XIX, y el creador de la escuela clásica en economía. Vivió en la Inglaterra de los comienzos de la revolución industrial. Escribe La riqueza de las naciones en 1776, que es un tratado sobre el funcionamiento del sistema capitalista.
Su teoría se fundamenta en la división del trabajo, en la especialización productiva y en el libre intercambio comercial. Según Adam Smith, el crecimiento económico depende de la amplitud del mercado. Pero el mercado es el gran desconocido de la economía, ya que depende tanto de la extensión geográfica como del consumo interno, y del desarrollo económico.
Para Adam Smith hay dos clases sociales dentro de la fuerza de trabajo, los trabajadores activos y los excedentes o parados, que mantienen el precio de la fuerza de trabajo en niveles reducidos.
La riqueza, para Adam Smith, depende de la capacidad productiva de la industria que produce bienes. Los servicios no crean riqueza.
También desarrolla la teoría del valor, según la cual: el valor es el precio de las cosas, es decir, el precio de las materias primas, más el valor añadido por la fuerza de trabajo en su transformación. El precio de la fuerza de trabajo es un precio justo, ya que responde a las leyes de la oferta y la demanda, y es lo que el obrero necesita para sobrevivir, idea con la que justifica el modelo económico capitalista.
El mercado es el que, con medidas de compensación, pone el precio justo, por medio de una mano invisible que vela por la justicia de los precios del mercado, los cuales siempre tienden a estar lo más bajos posible. Además, según Adam Smith, los costes constantes no varían con la escala.
Adam Smith justificará el reparto de la riqueza entre el proletariado y la burguesía porque estas dos clases sociales son las que crean riqueza. Para Adam Smith, la acumulación de capital se debe a las diferencias de trabajo en condiciones iguales, por eso la burguesía tiene derecho a una mayor parte de la riqueza.
El Estado debe intervenir lo menos posible y dejar que las fuerzas de la oferta y la demanda actúen libremente. Adam Smith explica, y justifica, cómo funciona el capitalismo.
Opinión Personal:
La teoría de Adam Smith explica en parte el crecimiento de los países y reconoce que no tiene ningún sentido especializarse en algo que otro país lo hace mejor y más barato. Las subvenciones normalmente se conceden para permitir ciertos sectores que no son competitivos subsistan, es el caso de la extracción del carbón en España, cada minero cuesta 200 mil euros. Si ese dinero se destinara a incentivar una industria que tuviera ventajas competitivas se crearía más riqueza, más impuestos y mayor crecimiento económico.
Como crítica a su teoría es la consideración que el Estado no tiene que intervenir, y tal vez en un mundo perfecto sería aconsejable. El problema es que se suelen crear monopolios que utilizan su poder para crear barreras de entrada y al final el consumidor acabando pagando precios más altos. En España tenemos un ejemplo con el precio del ADSL, porque pagamos el doble que otro país de Europa, porque tenemos la electricidad más cara del mundo, todo eso se debe a el poder de los monopolios de una u otra forma.
El Estado en mi opinión solo se tiene que dedicar a la regulación y a incentivar aquellos sectores que permiten crecer en el futuro. Al final no existe un Estado 100% imparcial dado que los políticos persiguen otros objetivos que fomentar el crecimiento económico.