España ha recibido este martes un pequeño espaldarazo del Fondo Monetario Internacional (FMI) al recibir la mayor mejora de perspectivas económicas entre los países de la zona euro. El organismo, que acaba de publicar la actualización de sus pronósticos mundiales, calcula un crecimiento del 0,6% del PIB para este año, lo que supone cuatro décimas más que lo que calculó el pasado octubre (0,2%), tras una recesión estimada en el 1,2% en 2013. Solo la revisión al alza de Reino Unido, de seis décimas, queda por encima, mientras que la de Japón, de cuatro, empata.

Pero es difícil echar las campanas al vuelo: el crecimiento de España, tal y como reflejan las cifras del FMI, continúa en el nivel más bajo de entre las grandes potencias sobre las que el Fondo ha actualizado sus expectativas. Solo Italia, que ha empeorado una décima desde octubre, se queda con una previsión de avance del PIB tan modesto (0,6%), mientras que la siguiente más baja, Francia, se sitúa en un 0,9%. Y poniendo el foco en 2015, la imagen empeora: el crecimiento que el Fondo calcula para España en 2015 sigue por debajo del 1%, en el 0,8%, aunque haya mejorado en tres décimas con relación a lo que esperaba en su informe de octubre.


El FMI ha sido hasta ahora el organismo oficial más pesimista con la economía española. La institución estuvo revisando a la baja persistentemente todas las expectativas durante tres años, hasta el primer alivio de octubre. Este martes, el país ha obtenido otro pequeño empujón: el avance del 0,6% calculado para este ejercicio se sitúa, además, por encima del 0,5% que Bruselas pronosticó en sus previsiones de noviembre. La actividad de los últimos meses de 2013 ha animado muchos cambios de perspectiva y, aunque el cálculo oficial del Gobierno español se mantiene en el 0,7%, el Ejecutivo espera que el PIB crezca un 1%. Es una tasa también inferior al consenso de los analistas: el panel que elabora Funcas, basado en una media de 19 servicios de estudios, también revisó sus cifras la semana pasada y situó el avance de este año en el 0,9%.

También resultan significativos los cambios de tercio de departamentos de análisis internacionales, como el de JP Morgan, que bautizó su último informe sobre la cuarta economía de la eurozona con un significativo España ha vuelto, en el que auguraba ese 1% de crecimiento y recalcaba el progreso del último semestre de 2013.



Eurozona

La tasa de paro, en el entorno del 25%, también hace imposible hablar de una salida de la crisis y las expectativas para la zona euro siguen frías. Para la economía de los países del euro, el FMI ha mejorado las previsiones una décima, hasta calcular un tirón del PIB del 1% en 2014 y del 1,4% en 2015. “La zona euro está torciendo la esquina de la recesión hacia la recuperación”, señala el organismo internacional en un comunicado, si bien “el repunte será más moderado en los países que han atravesado problemas financieros (Grecia, España, Chipre, Italia y Portugal)”. En estas regiones, y España es un claro ejemplo de eso, el Fondo advierte de que “mientras las exportaciones impulsarán el crecimiento, el endeudamiento público y privado y la fragmentación financiera mermarán la demanda”.

Aunque la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, transmitió un optimista mensaje hace unos días en Washington al asegurar que ahora comenzaban siete años de vacas gordas, tras sufrir siete de vacas flacas, las advertencias que lanza ahora el Fondo dejan claro que la fragilidad de los indicadores globales siguen inquietando. La previsión para EE UU para 2014 mejora en dos décimas con relación a lo estimado en octubre (calcula un avance del 2,8%), pero la empeora en cuatro para 2015 (hasta el 3%). Y es que, aunque los ajustes fiscales se han suavizado gracias al reciente acuerdo presupuestario.

Pero el equipo de Lagarde recuerda bien cómo la primera potencia del mundo puso muy nervioso al resto del planeta el pasado octubre, cuando la batalla política congeló los presupuestos público y actividad de parte de la Administración durante semanas. Ahora, el pacto alcanzado mantiene los recortes para 2015, en lugar de retirarse, un escenario en el que el FMI se basó para elaborar las previsiones del pasado otoño, así que por eso ha empeorado el pronóstico del próximo año.

Los riesgos persisten

Las potencias emergentes de América Latina también despiertan recelos. La región ha visto menguar sus previsiones del 3,1% al 3% para 2014 y del 3,3% al 3% para 2015. Mientras que los pronósticos se mantienen intactos para México (el FMI prevé un crecimiento del 3% en 2014 y del 3,5% en 2015), el PIB brasileño tiene un horizonte algo peor a ojos del FMI: avanzará un 2,3% este año, dos décimas menos de los calculado en octubre, y un 2,8% en 2015, cuatro décimas menos que en la última previsión.

Los riesgos de fondo persisten, reconoce el FMI, que llama a no “infravalorarla necesidad de un crecimiento fuerte”. Por eso apela a no levantar demasiado rápido el pie del acelerador de los estímulos. "Las economías avanzadas —incluyendo a EE UU— no deben responder a esta previsión de mejora con retiradas prematuras de las políticas acomodaticias”, apunta el documento de hoy. De hecho, esta parece la estrategia adecuada dado que la inflación sigue baja y la consolidación fiscal sigue en marcha.

También hay un recado especial para el Banco Central Europeo (BCE), que “debería considerar medidas adicionales” para reequilibrar balances y avanzar hacia la unión bancaria y el fortalecimiento del sector financiero. “Será esencial para reforzar la confianza, reanimar el crédito y romper el vínculo entre banca y deuda pública. El FMI también pide “más reformas estructurales" para fomentar la inversión. Blanchard ha insitido en este punto al reiterar el mensaje de una recuperación a varias velocidades y más lenta en el Viejo Continente.

Además, el economista jefe del FMI ha destacado que aunque sus previsiones pasan por una tasa positiva de crecimiento de los precios, "el riesgo es de que la inflación se convierta en deflación. Y aunque no hay nada mágico sobre el número cero, cuando más baja sea la tasa de inflación, más peligrosa será para la eurozona", ha añadido.

Blanchard también ha alertado del riesgo de fuga de capitales en algunos países emergentes a medida que se consolide la recuperación de los avanzados. "Podemos esperar movimientos de capital complejos entre países". Las economías de mercado emergentes con cuadros macroeconómicos débiles pueden ser las más afectadas. La comunicación clara de los bancos centrales de las economías avanzadas y las políticas nacionales en países emergentes son esenciales para reducir el riesgo, según Blanchard.